9/02/2008

Novecento, una historia para soñar

Ante la invitación de un tío para una oportunidad de descuento desidí olvidarme de que era lunes, tenía tarea y escuela para el siguiente día, y me lancé con él a la Colonia Condesa (Ciudad de México) al foro Shakespeare a hacer algo que no hacía hace tiempo: ir al teatro.

Una suerte, fue una muy buena obra:

Novecento
El mejor pianista del mundo

Síntesis: Novecento es un hombre que nació en el prestigioso barco Viginian y nunca ha puesto pie fuera de él, hombre de pocas palabras y, extrañamente, probablemente el mejor pianista del mundo. La historia es narrada por Tim Tooney, trompetista de la banda del Virginian y mejor amigo de Danny Boodman T.D Lemon Novecento, quién descubrimos nos narra la historia tras enterarse de que el Virginian será hunido y el pianista...aún no baja del barco.

Se trata de un monólogo del actor Eduardo España, recién salido en la película mexicana "LLamando a un ángel". Un actor estereotipado por la comedia cuando la historia, si bien es simpática y te hace reír, tiene un aire mucho más dramático. El tema de la obra gira en torno a la felicidad, lo corta que la vida puede llegar a ser, el enfretamiento de los miedos y los paradigmas, y finalmente de las cosas verdaderamente importantes.

El foro es un lugar bastante austero que cuenta con lo básico; la escenografía se compone de una patalla para la proyección de las animaciones que acompañarán a nuestro actor en los momentos necesarios y simbólicos...y junto con su trompeta, dos barquitos de papel, unos efectos de humo y sus cambios de ropa, el actor se hace para una representación de lo más completa.

Algo que disfruté fue sin duda lo personal que la obra era, en muchas ocasiones haciéndome preguntar si estaba actuando o realmente lo estaba dialogando con el público como persona; si era parte de la escena o si realmente se estaba conmoviendo con las historia. Cuando pide que se prendan las luces pensé que algo pasaba, que tenía una verdera duda...pero no, simplemente me convenció de que así era. La actuación esta bien llevada y aunque a veces presentí que faltaría algo más de emoción dramática, no me dejó decepcionada.

Llena de mansajes que valen la pena escucharse y una historia encantadora, que te hará reflexionar directamente en tu butaca. Si bien los lunes son días difísiles (se pronostican 15 personas promedio cada función) puedo recomendar buscarse un espacio e ir a ver a Eduardo España, quién romperá con los estereotipos o la imagen comercial que se le ha dado.

Una obra simpática y encantadora, de verdad, una historia para soñar.

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